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agosto 12, 2015 by Ukaabiim

Cuando dar de mamar provoca una breve sensación de sentimientos raros (tristeza, enojo) ¿Qué me pasa?…

El D-Mer o Reflejo de Eyección de la Leche Disfórico  (NT: del inglés, Disphoric Milk Ejection Reflex) es una condición fisiológica y no psicológica donde la bajada de la leche durante las tomas produce un fuerte “bajonazo” de dopamina generando una sensación de tristeza, miedo, enojo en la madre durante las tomas y parece más frecuente entre las mujeres que dan el pecho de lo que nadie antes se habría imaginado.

Cuando una madre lactante sufre de D-MER habitualmente comienza a tener una breve aparición de sentimientos negativos que preceden a la bajada de la leche, al cabo de una semana de iniciarse la lactancia y coincidiendo con el establecimiento de la lactogénesis II o III. No está provocado necesariamente por el contacto de la boca con el pezón; puede pasar también cada vez que se activa el reflejo de eyección de la leche por reflejo condicionado (al quitarse el sujetador u oír llorar a un bebé), por la estimulación del pezón (por el bebé o por la extracción de la leche) o por bajadas espontáneas. Esta reacción emocional aparece de pronto y de manera muy intensa en forma de una fuerte oleada que se disipa después de que la leche se haya liberado del pecho. Dependiendo de la intensidad del D-MER, este puede repetirse en cada bajada posterior.

Esta condición está bastante alejada de la depresión postparto. De hecho, la mayor parte de las madres que sufre D-MER no tiene ningún tipo de desorden postparto en absoluto y se sienten muy felices y normales hasta que se activa el reflejo de eyección de la leche (MER). Estas emociones, que surgen de repente y de la manera más injustificada, hacen que se sientan confusas; se sienten solas, como si fuesen la única mujer que experimenta esta sensación mientras amamanta, como una mala madre por su reacción emocional y, aunque unos minutos después tras la liberación de la leche se sientan bien, les queda en general una experiencia muy desagradable de la lactancia. Viven en un mundo en el que les da terror la siguiente toma porque tendrán que pelear con los intensos y nebulosos demonios emocionales1. Es una montaña rusa emocional que para una madre lactante con D-MER se repite de 9 a 15 veces al día.

Cuando se inició la investigación sobre el D-MER, esta comenzó simplemente encontrando y reconociendo que un gran número de madres lactantes lo estaban experimentando. Lo que resultó muy sorprendente es que cada una de ellas pensaba que estaba sola en su experiencia ya que nadie hablaba de ello. ¿Cuál era el motivo de que estas madres no hubiesen dado el paso y hubiesen preguntado qué es lo que estaba mal? ¿O si al dar el pecho no deberían sentirse de otra manera?

Probablemente el motivo haya sido que el mensaje que reciben las nuevas madres es que al amamantar deberían sentirse maravillosamente bien, en una nube, amorosas y maternales. Así que cuando en vez de eso se sienten oscuras, frías y hostiles, se ven a sí mismas como “raras”, como alguien “no normal” o como una “mala madre”.

Las madres también saben que si plantean este tema en una conversación con un profesional serán cuestionadas sobre su estado psicológico. Sin embargo, cada madre que experimenta el D-MER tiene la sensación interna de que es hormonal, tiene la creencia innata dentro de ella de que tiene que ver con su cuerpo, no con su mente. (Información de apoyo Crianza Natural)

El reflejo de eyección disfórico de la leche no es algo muy conocido, no todas las madres han oído hablar de ello (ni todos los profesionales). Por eso las madres que lo sufren, sobre todo si desconocen qué les está ocurriendo, suelen sentirse culpables por tener esos sentimientos, desconcertadas y decepcionadas con la idea idílica que tenían de lo que suponía amamantar a sus hijos, temerosas de la siguiente toma, y en definitiva se sienten solas y perdidas. ¿Por qué me siento tan mal por momentos, si yo deseo amamantar a mi pequeño y lo quiero con locura?

Por eso es bueno informar a las madres sobre esta disforia abrupta, para que le puedan poner nombre a lo que les sucede, que conozcan qué lo produce, para que sepan que lo que sienten no es algo que puedan controlar (como he dicho antes, es fisiológico) y que no están solas ya que sucede más a menudo de lo que creemos. De hecho, con mucha frecuencia el D-MER no ha sido reconocido, ya que la madre no lo ha asociado a las subidas de la leche y muy habitualmente se ha confundido con una depresión postparto. Es importante que las madres puedan hablar de ello y pidan ayuda para tratar de solventar o paliar esos sentimientos tan intensos y negativos, que pueden enturbiar su lactancia.

En ocasiones sólo con el hecho de saber qué les sucede algunas madres pueden sobrellevar el D-MER. Dependiendo del nivel de D-MER que sufran pueden encontrar ayuda en tratamientos naturales o en un el cambio de costumbres; mientras que las madres que sufren un nivel más grave pueden intentar encontrar con ayuda médica una medicación que les vaya bien para incrementar sus niveles de dopamina.

Por desgracia, si no sabemos lo que nos sucede, si no tenemos ayuda ni apoyo, si pensamos que somos un bicho raro o simplemente tenemos sentimientos tan desagradables, es normal verse sobrepasada y decidir un destete. Por eso insisto siempre en la difusión de información contrastada y en compartir siempre lo que nos sucede, que no nos de miedo hablar de lo que nos pasa, porque comprobaremos que no estamos solas.

Para más información, fuentes o apoyo para madres con D-MER, especialistas en lactancia y sanitarios dirígete a www.d-mer.org

Imagen de la pagina D-Mer.org

Imagen de la pagina D-Mer.org

 

 

septiembre 29, 2014 by Ukaabiim

¿Hasta cuándo sirve mi leche?

Uno de los grandes mitos dentro de la lactancia es que la leche materna después del sexto mes pierde sus propiedades y ya no le sirve al bebé, que se hace “aguada” y no le proporciona mas nutrientes para crecer y desarrollarse. Cuidado!!! ¿Has escuchado esto? Pues la gente que te ha contado esta gran mentira esta totalmente equivocada!

La Organización Mundial de la Salud y la UNICEF recomiendan Por lo menos 2 años de lactancia materna y de ahí hasta donde la mamá y el bebé lo deseen.

Los anticuerpos se encuentran en la leche humana a través de toda la lactación. De hecho, se ha encontrado que algunos factores en la leche humana aumentan en concentración durante el segundo año de vida y también durante el proceso de destete. La Organización Mundial de la Salud ha manifestado que un aumento modesto en las tasas de amamantamiento podría prevenir hasta un 10% de todas las muertes de niños menores de cinco años; por lo que la lactancia materna juega un papel esencial, y se subestima algunas veces en el tratamiento y prevención de las enfermedades en la infancia. Los niños mayores que amamantan tienen menos enfermedades y cuando se enferman éstas tienen una duración más corta cuando se compara con niños que no han sido lactados.

Una vez los bebés cumplen un año muchas personas comienzan a verlos como grandes, cuando en realidad siguen siendo bebés. Continúan usando pañales, parecen bebés y son bebés. Darle el pecho a un bebé en su segundo año de vida (el primero fue desde su nacimiento a los 12 meses), es una manera legítima de continuar satisfaciendo sus demandas y necesidades. (Dra. Parrilla)

Te voy a contar algunas de las características que tiene la leche materna después del primer año de vida: (450ml de leche)

  • 29% de requerimientos de energia
  • 43% de requerimientos de Proteinas
  • 36% de requerimientos de calcio
  • 75% de requerimientos de Vitamina A
  • 76% de requerimientos de ácido fólico
  • 94% de requerimientos de vitamina B12
  • 60% de requerimientos de vitamina C

Aun después del primer año de vida, la leche materna tiene un contenido de grasa relativamente alto comparada con la mayoría de los alimentos complementarios. Es una fuente clave de energía y ácidos grasos esenciales, que tienen una relación directa con el desarrollo cerebral de los niños y sigue siendo el alimento más completo desde el punto de vista nutricional.
La leche materna se adapta a la edad del niño que la toma. Esto quiere decir que a medida que el niño crece la leche aporta más caloríasA pesar de los muchos prejuicios populares en torno a amamantar a niños mayorcitos, no existe ninguna evidencia que asocie la lactancia materna con problemas de desajuste emocional o social. 

El sistema inmunológico de un niño madura definitivamente en una edad comprendida entre los 2 y los 6 años de edad. La leche materna es una fuente incomparable de defensas (de hecho la concentración de células inmunológicas en la leche aumenta en el segundo año) por lo que el niño amamantado seguirá beneficiándose del aporte de defensas materno mientras su propio sistema acaba de madurar.
Esto se hace evidente en situación de enfermedad cuando el apetito de los niños por otros alimentos desciende pero la ingesta de leche materna se mantiene. En patologías gastrointestinales sobretodo, supone el mejor recurso de alimentación e hidratación, mejorando la recuperación de los niños.
Se ha constatado también que cuando un niño es vacunado la lactancia materna aumenta la respuesta inmunológica, estimulando aún más el sistema inmunitario del lactante.
La lactancia materna hasta al menos los dos años, y esta es una de las razones más importantes para esta recomendación, protege ante la diabetes tipo 1.
Numerosos estudios sugieren la relación entre la diabetes tipo 1 y la introducción antes del primer año de vida de productos que contienen proteínas de leche de vaca intactas (derivados de la leche no adaptados). (Información de apoyo Bebés y Mas)

A mayor duración de la lactancia, menor riesgo de obesidad y sobrepeso. Se ha demostrado una prevalencia de obesidad a los 5-6 años de edad del 4,5% en niños no amamantados, del 3,8% en los amamantados durante 2 meses, del 2,3% de 3 a 5 meses, del 1,7% los amamantados entre 6 y 12 meses y del 0,8% en aquellos con lactancias superiores al año de edad.

A MAS TIEMPO AMAMANTANDO, MAYORES BENEFICIOS PARA LA MAMÁ TAMBIEN:

La lactancia a demanda retrasa la menstruación en muchas mujeres. Las necesidades de hierro en la dieta materna se reducen a la mitad. Esto hace, además, que el momento de fertilidad se atrase.
Disminuye el riesgo de fracturas por osteoporosis en la edad anciana. Se desconoce la causa pero se ha evidenciado en estudios con personas de edad avanzada que aquellas mujeres que dieron de mamar más tiempo padecen en la actualidad menos fracturas.
Reduce el riesgo de cáncer de mama y ovarios. Por cada 12 meses de aumento de la duración media de lactancia materna en las poblaciones de los países desarrollados se podrían evitar más de 50.000 casos de cáncer. Esto equivale a un 4,6% de disminución de riesgo para una mujer por cada 12 meses que da el pecho.

A todo esto, ¿Hasta cuando amamantar? Como siempre lo digo, hasta que la mamá y el bebé lo deseen PERO que la mala información no sea quien decida cuando parar!

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septiembre 8, 2014 by Ukaabiim

Un año amamantando

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